Relatos de un ex-combatiente: “Nuestra misión es contar que la guerra sólo hace daño”

Clara

Por: Clara Trillini
Twitter: @claratrillini 

Aclara desde un principio que de historia no entiende nada. Y que de política tampoco. Per él tiene una historia para contar que no muchos han vivido en esta Argentina: la de ser un ex soldado que combatió en la guerra de Malvinas. Y a pesar de que, durante mucho tiempo, le fue muy difícil hablar sobre el tema, hoy siente que la misión de todos los veteranos es la de “malvinizar”, la de compartir con todos, las experiencias de estar en una guerra, y sobre las consecuencias tremendas que quedan, para siempre.

“Me parece excelente que se busque recuperar a las Islas, siempre que sea por la vía de la paz”, comenta Horacio. Él, hace 31 años, fue uno (de los tantos) que un día, estando en Sarmiento donde cumplía con su obligación en el servicio militar, recibió la noticia de que irían a Malvinas para combatir en guerra. “Hacia dos meses que estaba ahí, en Sarmiento. Entré al servicio militar en febrero, y el 9 de abril llegué a Malvinas. La mayoría ni siquiera sabía dónde estaban las islas, o la historia entre Argentina e Inglaterra respecto de esas tierras”. Horacio Faró, hoy padre de dos hijos, abuelo y empleado de comercio, nos cuenta su paso por aquellas Malvinas de 1982.

La vida dentro de un pozo

Horacio, en su casa, nos cuenta su historia como ex combatiente de la Guerra de Malvinas

Horacio, en su casa, nos cuenta su historia como ex combatiente de la Guerra de Malvinas

Horacio intenta explicar con detalles lo que vivió en esos más de dos meses que estuvo en las islas. Sin embargo, como él mismo afirma “sólo el que estuvo, o vivió algo parecido, sabe lo que es estar en una guerra. Por eso nosotros, desde el Centro de Veteranos, queremos compartir nuestra experiencia con la gente, sobre todo con los más chicos. En la actualidad todos los chicos están expuestos a contenidos de violencia, en la televisión, por ejemplo. Pero la guerra va más allá que la pura violencia, no tiene nada de bueno, las consecuencias son tremendas”.

Al llegar a las islas, a Horacio se le asignó un pozo, donde “viviría” con otro compañero. Alrededor de ese pozo, el suyo, había otras decenas de compañeros atrincherados dentro de ellos. “Si sacabas la cabeza al exterior, no veías nada, era todo campo blanco. Se nos llenaba a veces de agua el pozo y con algún tarro nos poníamos a sacar el agua. Se nos podrían las medias, y cada tanto, venía el camión de la comida que nos traía un plato de sopa. Se iba y no sabías cuándo ibas a volver a comer”.

Horacio explica que, él y sus “vecinos” de pozo, tuvieron suerte porque los ingleses decidieron movimientos estratégicos que no incluyeron desembarques en la playa donde ellos estaban alojados. “Imaginate que, entre todos los pozos de la playa, éramos cien soldados argentinos, no más de eso. Y ellos en cada barco, venían miles”.

“Se te terminó la guerra”

Un día Horacio no movió más sus pies, había perdido toda capacidad de sensibilidad. Y además de contarlo, baja sus medias y muestra cómo aún tiene, desde el tobillo hasta unos cuantos centímetros más arriba, el aspecto de un hematoma: morado, como entumecido. “Podría haber sido peor. Si se me producía gangrena, hoy no tendría ninguna de las dos piernas”, cuenta.

“Me llevaron a Hospital Militar instalado en las islas. Ahí un médico voluntario, me dijo ‘pibe, se te terminó la guerra a vos’. Pero después de unos días pudieron trasladarme hasta el aeropuerto para volver al continente. Cada vez que el camión con gente intentaba salir, había alerta roja y cada tanto algún avión inglés atacaba las zonas cercanas”.

El panorama dentro de los centros de asistencia no era nada bueno. “algunos gritaban toda la noche. Siempre recuerdo a uno que estaba acostado, y le faltaban los dos brazos y las dos piernas. Un día me pidió que le pegara un tiro, que lo matara. Y creo que se lo pedía a todos”, cuenta Horacio.

Héroes sin gloria

Si la guerra fue una experiencia de horror, volver fue desalentador y traumático. Horacio recuerda que “nosotros entramos por la puerta de atrás. Habíamos perdido y no teníamos nada. Volvimos al servicio, y de a poco, nos fueron dando licencias para que volvamos a nuestras casas. Ni quiero imaginar cómo han vivido nuestros padres durante el tiempo que nosotros estuvimos en Malvinas”.

Aparte de esas secuelas en los pies, Horacio resalta que las secuelas psicológicas también son parte del “pos-guerra”, y para él, que volvió integro a su casa, sean quizás las que más duelan. “Durante casi diez años no quise hablar sobre la guerra ni sobre las islas. Incluso me ponía mal recibir órdenes de alguien, no quería recibir órdenes de nadie”. “Después, pude empezar a hablar sobre todo eso, y lo hago con gusto. Vivimos una experiencia y fuimos parte de la guerra, entonces nuestra misión es contar, compartir con la gente para que entienda que las guerras solo traen cosas malas. Nada bueno”.

“Volver es cerrar una etapa”

“Creo que a todos los ex combatientes les serviría volver a las islas. Volver es poder cerrar una etapa. A mi me hizo muy bien”, dice Horacio. Decidió su viaje en una de las cenas anuales que realizan los veteranos de todo el país. “¿tenés pasaporte?”, le preguntó a su compañero de mesa. En ese instante, dieron el puntapié para comenzar su viaje hacia Malvinas. “La gente es muy buena. Son cordiales y muy serviciales”, dice Horacio respecto de los kelpers, los habitantes de las islas. “Estuve en mi pozo, me volví a meter en él. La mezcla de emociones es tremenda. Pero fue un viaje maravilloso”.

“Ojalá jamás vuelva a estar Argentina en una guerra. No lo quisiera. Como tampoco imagino hoy, darle un fusil a mi hijo de 22 años. Y yo fui a Malvinas con 18. Nunca quise a los militares, pero en el servicio aprendí cosas que hoy, mis hijos no saben hacer: coser una media, hacer la comida…Pero debería ser un servicio militar donde no maltraten ni haya abusos de autoridad. Hoy veo que en la policía, quienes eligen esa carrera, lo hacen no tanto por vocación como por conveniencia de bolsillo. Y pasa en todas las profesiones, como en la educación. Y el daño que generan a la sociedad es muy grande”.

Esta nota fue publicada en el Semanario El Regional, en la edición n°575

Un comentario en “Relatos de un ex-combatiente: “Nuestra misión es contar que la guerra sólo hace daño”

  1. Es responsabilidad nuestra reivindicar los Honores, la Gloria y los Derechos de nuestros ex combatientes, y educar a nuestros hijos, transmitirles el legado que ellos nos dejaron. Estoy en contra de la Guerra y del Servicio M. Obligatorio. Rescato el Coraje que tuvieron estos adolescentes en agarral un fusil y partir hacia Malvinas. Sin dudas hay mucho que aprender de todos Ustedes.

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